Crónica de una lectora en la #FIL2025

martes, 22 de abril de 2025


Todos los años asisto a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires por diferentes razones. En esta oportunidad, fui a la 49° edición debido a que todos los Bibliotecarios Escolares del distrito visitan la Feria como parte de una Jornada Profesional (y además aprovechamos para hacer las compras de libros para la Escuela). No lo había comentado antes, pero me gustaría dedicarle unos minutos a esto.

Como seguro sabrán (porque lo vivo repitiendo), soy maestra bibliotecaria de escuelas primarias. En estos momentos, estoy trabajando en dos escuelitas muy bonitas. Las Supervisoras de Bibliotecas nos citan en la Feria para participar de las Jornadas (tengo entendido que otras ramas del libro, como edición, ilustración, etc. hacen lo mismo). ¿Qué hacemos ese día? Participamos de charlas y capacitaciones, hablamos con editoriales (de manuales, de enciclopedias, de literatura infantil y juvenil) para conocer sus catálogos y las novedades, nos informamos sobre formas de relacionar nuestros acervos  bibliográficos y, si la Cooperadora de la escuela consiguió recaudar dinero, compramos libros para las escuelas.

Quiero dejar bien en claro esto, porque a veces nos ven comprando libros y piensan que el Ministerio nos da la plata o algo así. No, gente, la plata que gastamos en la Feria es la plata que con mucho esfuerzo las familias aportan a Cooperadora para que ellos nos la den para comprar libros. En una de mis escuelas, Cooperadora junto con Dirección (que son muy inteligentes y llevan al hombro la gestión) organizaron una rifa especialmente para comprar libros. Juntamos una barbaridad de plata y la gastamos en libros que docentes y estudiantes solicitaron (sí, los pibes también pueden pedir libros). Y digo en una de las escuelas, porque lamentablemente en la otra escuela no se pudo juntar plata y no se compró nada.

Las compras que realizamos para la escuelita:


¿Por qué es tan importante que las Supervisoras de Biblioteca nos lleven a la Feria? Porque para muchos bibliotecarios es la única posibilidad de hacer contactos, conocer editoriales, descubrir novedades, etc. y esto es parte fundamental de nuestro laburo. Además, las compras que realizamos durante las Jornadas Profesionales tienen descuento (no es un descuento general, es un descuento para la biblioteca). No todas las editoriales tienen descuentos, el año pasado la Editorial Urano (y todo su grupo) no tenía descuentos para las Bibliotecas. Este año no sé si tenía o no, porque no entré a comprarles nada (soy rencorosa). Pero, algunas editoriales tenían un 50% de descuento. Piensen en esto: el sacrificio para una familia de poner plata para algo así es enorme, ¿qué mejor forma que hacerla rendir al máximo?

Y no se piensen que es algo divertido. A mi me estresa mucho la Jornada Profesional (especialmente el primer día), porque tengo varias obligaciones (comprar los libros e ir a las capacitaciones) y me da un miedo enorme equivocarme en algo o perderme algún descuento. Cada compra que realizo para la escuela tiene que llevar su factura con todos los datos de la Cooperadora correctamente escritos. ¡Y adivinen! Hay stands donde NO te quieren dar facturas. Incluso editoriales grandes. Sé qué es un lío bárbaro andar escribiendo los datos y todo, pero media pila, no pueden pretender vender en negro en el medio de la FIL. La única editorial donde no tuvimos ningún problema fue en Colihue, donde son super amables y se tomaron el tiempo de cargar los datos. Además del tema de la factura (y tener mucho cuidado con la plata y el vuelto), también está el peso de los libros que se van acumulando. A veces nos dan carritos y a veces no, lo que es un bajón. Los días de la Jornada (excepto un año donde tenía dos Coequipers y repartimos el peso entre todos) es imposible que pueda comprarme libros para mi. Lo que es otro bajón, porque también hay descuento para profesionales. Además de que si no te apuras, te perdés las capacitaciones y terminas corriendo de un lado a otro. Por esto, le solicitamos a las Supervisoras que el año próximo nos den dos días para ir. Ojalá nos escuchen.

Después de todo el sacrificio que hacemos (familias y educadores) para ir a la Feria y comprar libros, tenemos que terminar escuchando a Jorge Macri hablar de lo importante que son los libros en la apertura de la Feria. Y yo quiero preguntarle al tesorito, ¿cuántos libros nos brindó para la escuela? ¿O plata enviada expresamente para comprar libros? Ah, ninguno y nada. Las aperturas tan vacías me dan dolor de muela, prefiero que vuelvan las charlas largas autorreferenciales de editores y escritores. Bueno, sigamos con otro tema.


A diferencia de otros años, donde habían armado muchos sectores para que los visitantes se saquen fotos y aprecien el arte de ilustradores, este año lo sentí bastante simplón. Incluso me pareció (habría que confirmar la data) que faltaban stands y que en algunos lugares se sentía más espacioso (o mejor dicho, más vacío).

Las editoriales que acostumbran a engalanar sus stands con decoraciones (como el árbol de los Bridgertons, el dragón de Alas de Hierro, el pasillo de Heartless, etc.) siguieron con lo mismo, pero me llamó la atención que a veces había más gente para sacarse fotos con el muñeco de Deadpool que en la piedra del dragón (muchos no entendían que la piedra era para sentarse al estilo trono).

Quiero hacer una mención especial al stand de Corea de la Asociación Civil de Coreanos en Argentina que puso un presupuesto impresionante en hacer actividades y ambientarlas (aunque me contaron que hubo lío con una señora) y las charlas que presencié (que fueron solo dos) me resultaron muy bonitas e interesantes y me llevé un par de libros anotados para chusmearlos tranquila y ver si los leo. Y también hay que mencionar a Creativa Editoras, que a pesar del quilombete impresionante con sus empleadas y las exigencias extrañas de su enigmático sistema editorial, se pusieron a sus autores al hombro y arrearon mucha gente para su stand. Solo les falta mejorar sus condiciones laborales. También me las encontré en diferentes lugares grabando y sacándose fotos (disculpen si me quedé mirando el proceso).

Pequeña actualización aquí para comentar el lío armado por la firma de Alice Kellen, en donde la gente armó una fila y luego le desconocieron la fila y se coló gente. Bueno, colarse es una palabra fuerte. La editorial dejó pasar a gente conocida primero y luego entregó números a las personas que estaban en una fila afuera (que entraron corriendo a los empujones). Solo quiero decir dos cosas: primero, quiero que la viejita con su nieta que me llevó puesta y me empujó contra un muchacho super lindo me pida disculpas (así yo le puedo dar las gracias, porque tengo una cita con Daniel gracias a ustedes). Segundo, para aquellos que desconozcan el sistema: los influencers no hacen cola, especialmente los que están en actividad y son colaboradores de la editorial (aunque en mis buenos tiempos hacían reuniones previas privadas a las que podíamos asistir, conocer al autor, nos firmaban los libros que no habíamos pagado y nos íbamos con golosinas). No estoy defendiendo el sistema ni nada, pero en cierta medida son empleados externos de la editorial (aunque les paguen en especias) y si se colocan adelante de la fila y sacan una foto, generan una publicidad que Marta (que compró el libro, lo leyó y lo amó con fuerza) no le genera. Es horrible, pero es la verdad. Además, seamos sinceros, Marta se olvida a los tres meses y vuelve a comprarle libros a la editorial (y no me digan que se acuerdan hasta el resto del año, porque no es cierto, prueba de eso es que los stands de las librerías como Cúspide están llenos y hay que hacer fila, cuando bien pueden ir al stand de la Editorial y comprar ahí con descuento). Ojo, no es algo obligatorio saberse qué sello o que editorial pertenece a cierto grupo editorial grande y antes de empezar con el blog me costaba un montón recordar quién era quién en este mundo. Pero, como consumidores deberíamos informarnos más y ser más rencorosos. Porque sí, apoyo cualquier boicot al estilo (no compro más) que quieran hacer. Incluso yo lo hice este año al enojarme con Urano y no pisarles el stand (seguramente ni lo sintieron, pero mis doscientos veinte mil pesos los puse en otro lado). A veces, muchos nos olvidamos a propósito quienes son los dueños hasta del predio donde se hace la Feria.


Pero vayamos a lo que realmente les importa: los precios. Bueno, había ofertas incluso de libros que hasta hace poco eran llamativas novedades por las cuales los bookbloggers nos peleábamos (ya nos dan por extintos, así que no importa). Me resultó impactante ver la cantidad de esos libros que estaban ahí en el medio de un 2x1 o incluso un 3x$20000. Me dolió un poco ver cómo pasó el tiempo y también me resultó paradójico notar que ya son libros de saldo (la velocidad con la que caducan ciertos autores y novelas). Momento para reflexionar sobre el consumo masivo de basura literaria (vos reflexiona, yo voy a seguir comprando ese McLibro poco nutritivo, porque me encanta).

Sin embargo, en algunos stands era más interesante comprar con los descuentos en efectivo (porque no te dan factura) o con las promociones bancarias que comprarte el libro que salió hace veinte años y que te lo venden al 2x1. Sin embargo, en el bolsillo ajeno no me meto. Solo les aconsejo que antes de comprar revisen bien y, si pueden, llévense ya una lista de lo que realmente quieren y van a leer.

En las Jornadas Profesionales (especialmente el primer día), nos ocurrió algo muy gracioso en el stand de Planeta (no me gustan mucho). Pusieron una mesa de "Leemos con orgullo" (la pueden ver en la foto de arriba) y no había libros de diversidad, eran una selección al azar. Entre ellos estaba Ice Planet Barbarians y escuchame bien editor de Planeta, ¿dónde están los demás libros de la saga? Media pila te pido, te perdiste una bomba. Miedito de publicitarlo tuvieron. IPB no tiene personajes de la comunidad LGBTQ+ en ninguno de sus libros hasta la segunda saga y en el resto de las sagas satélites donde sí hay a montones. Muchas editoriales no estaban listas para el inicio de la Jornada Profesional e incluso varios empleados de stands grandes no sabían dónde estaban parados ni qué libros habían llevado.


Estamos llegando al final, esto quedó larguísimo. Aprovecho para actualizar sobre este tema. Durante la FIL se hicieron un montón de actividades de la Movida Juvenil. Algunas me parecieron bonitas, pero me dio un poco de penita ver "la tribuna juvenil". Era un espacio bastante pobre que parecía armado para un cumple de quince. Obvio que los BookInfluencers que dieron las charlas no tienen ninguna responsabilidad en el armado y ellos dieron su máximo. Pero, pequeño comentario: para el próximo año vuelvan a darle un espacio en alguna Sala. Además, quizás la diversificación de actividades en diferentes días causó que hubiera poca gente en la tribuna (no en todas las charlas, solo en las que pasé por ahí) y eso hacía que se viera un poco más raro todavía. No me quedé mucho tiempo a mirarlas, porque había ido con el tiempo justo para ir hacer otras cosas (reclamar facturas que no llegaron por email como prometieron, comprar libros que me pasaron data que estaban en ciertos lugares a precios irrisibles, etc.), pero el itinerario que tenían era muy interesante. Me trajeron viejos recuerdos. Espero que les estén pagando algo por dar las charlas (antes de la Pandemia se había empezado a luchar entre bambalinas para que se hicieran pagos simbólicos mínimamente).


En estos tiempos de ediciones limitadas, cantos pintados e ilustraciones a color, ver que nadie miraba los libros clásicos que estaban de oferta me causó una pequeña inquietud. No todas las ediciones baratas de clásicos son malas o "berretas". Pero siempre hay que tomarse el trabajo de revisar los textos y, especialmente, la traducción. Si la traducción es confiable y el texto es íntegro se pueden comprar tranquilamente. Claro que es todo un tema de investigación previa, pero bueno, ¿nos gusta leer, no?

Al final del primer día, me encontré con Stefy compañera bloguera y ahora editora prestigiosa. ¡Me encantó verla! Gran abrazo para todas esas amistades blogueriles de mi vida. Me gustó visitar la Feria en compañía de mi Coequiper (ya vamos dos años juntas) y trabajar cerca del predio me permitirá ir un ratito cada día (especialmente porque me tramité la credencial, aunque me dio penita que no nos la dieron en cartón). Si surgen cosas, les estaré actualizando la entrada.

¡Nos leemos!


Actualización: Efectivamente tuve que actualizar algunas cosas de la entrada, disculpen si la cronología se ve rara, pero traté de insertar los comentarios donde me pareció más oportuno.

2 comentarios:

  1. Hola :)
    Me encantan las ferias literarias, esta en concreto parece una chulada.
    Besos

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  2. Hola!
    Qué genial e informativo que hayas podido compartir lo que te molestó y los entretelones y qué emoción cuando en el cole tengan todo esos libritos nuevos para elegir.
    A mí en general la feria me pareció que no tuvo el despliegue de otros años y ni quiero pensar cuánto les pagaban a los que estaban en los stands sin demasiada idea de qué estaban vendiendo (igual yo fui pobre también).
    Coincido en esto de del consumo rápido y memoria de corto alcance.
    Así nos va.
    Gracias por la entrada.

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