Poema de Mio Cid o Cantar del Cid

Título: Poema del Cid
Autor: Anónimo
Género: Poesía, Cantar de Gesta, Histórico
Editorial: Losada
Primera Edición: Abril 2007

El Cantar del Cid o Poema del Mio Cid no debe confundirse con el Romancero del Cid, ya que este último relata la vida de Rodrigo antes (y durante) que Alfonso jurara como Rey. El Cantar es una de las pocas obras épicas de la literatura española que se mantiene conservada casi por completo, ya que le fantan tres hojas, una correspondiente al principio y otras dos en el interior. Sin embargo, en algunas versiones, estas lagunas fueron repuestas por Ramón Menéndez Pidal, estudioso del Cid.

El Cantar posee rima asonante y se puede conseguir tanto en lengua romance original como en versiones modernas. El tema central de la obra es la recuperación de la honra, primero en un plano político y segundo en un plano social. El texto está dividido en tres cantares:

1. Cantar del Destierro
   
   El Cid acusado de robo injustamente es desterrado por parte del Rey Alfonso. Dejando a sus hijas y esposa a resguardo en un monasterio, el Cid comienza su camino hacia las tierras no cristianas, las cuales tratará de recuperar, manteniéndose siempre fiel a su Rey, sin romper, de su parte, el vínculo de vasallaje. Después de cada victoria, el Cid envía una parte al Rey, comenzando así a ganarse su perdón. 
2. Cantar de las Bodas
   Al conquistar Valencia, el Cid envía a Álvar Fánez con presentes para el Rey, con el encargo de mediar para que la esposa y las hijas del Cid puedan reunirse con él. El Rey lo permite, otorgándole el perdón al Cid. Es el mismo Rey quien va a encontrarse con el Cid para perdonarlo y darle su agradecimiento. La fortuna del Cid es tan grande, que los infantes de Carrión piden en matrimonio a las hijas del Cid. Desconfiando de sus propósitos el Cid se opone, pero el Rey insiste, y el Cid otorga su permiso, aclarándo que es el Rey quien las casa no él. Las bodas se celebran con gran ostentación.
3. Cantar de la Afrenta de Corpes
   Los infantes de Carrión, cobardes, ambiciosos y traicioneros, deciden herir el honor del Cid. Llevando sus esposas hacia sus tierras, en el robledo de Corpes, las azotan y las abandonan deshonradas. El Cid, en vez de buscar venganza a través de las armas, realiza un juicio donde le pide al Rey que lo ajusticie. Dejando a los Infantes sin posesiones y deshonrandolos en un duelo, donde los representantes del Cid los vencen, el Rey anula las bodas. El Cid con su honra restituída celebra los próximos proyectos de las bodas de sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón.

El personaje del Cid representa al héroe español y el poema, máximo exponente de la literatura española épica, concede al lector un entretenimiento que sólo sabe dar un clásico.