Se puede decir que un texto es coherente cuando las ideas que contiene se relacionan con un mismo tema principal. Además, continuamente añade nueva información relacionada con él.
La información se distribuye según su grado de importancia: se equilibran los datos más y menos relevantes y se los dispone según sus relaciones (las causas con sus consecuencias).
El texto debe contener toda la información necesaria para que el lector pueda comprenderlo en su totalidad.
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