El arte de recomendar un libro

A menudo los lectores nos encontramos en una guerra secreta y bien disimulada. La pregunta que siempre la dispara es: ¿qué me recomiendas para leer? Inmediatamente, todos los lectores responderán según sus gustos, sus cánones o sus estipulaciones literarias, sin tener en cuenta los gustos, la edad, la nacionalidad y demás, del que pregunta.

• Jacinta. Urugaya.14 años.
• Ismael. Chileno. 20 años.
• Lorena. Mexicana. 42 años.

Muchos lectores le responderán a Jacinta que la novela El alquimista (Paulo Coelho) es estupendo, también le recomendarán Las venas abiertas de América Latina (Eduardo Galeano) y Los hombres que no amaban a las mujeres (Stieg Larsson).

A Ismael, en cambio, le hablarán de Los juegos del hambre (Suzanne Collins), Fahrenheit 451 (Ray Bradbury) y La sonrisa de las mujeres (Nicolás Barreau).

Para Lorena tendrán reservado El Señor de los Anillos (JRR Tolkien), Nunca más (CONADEP) y El último merovingio (Jim Hougan).

Pronto comenzarán las luchas entre los lectores, desestimandose los comentarios entre si. Todos peleando si llegar a ningún acuerdo. La literatura, como hemos visto, es muy subjetiva.

Sin embargo, reside en el arte de recomendar un libro, el dejar nuestra visión de la literatura de lado para poder mostrarle al interesado una obra que sea de su agrado. Por lo tanto, a pesar de que la literatura histórica sea muy buena, puede que a una preadolescente de catorce años no le interese, así también la literatura épica fantástica puede que le resulte aburrida a una mujer de cuarenta y dos años. Ni que hablar de recomendarle un libro feminista a un hombre de veinte.

Para recomedar un libro, entonces, debemos dar nuestra opinión más objetiva teniendo en cuenta las características del interesado y respetando en todo momento las opiniones de los demás, sin desprestigiar un libro, sin ofender un género, recordando que una opinión literaria no deja de ser sólo una opinión.