Luego de pasar por la biblioteca y disfrutar del clima favorito del lector, decidí ir a comprar un par de libros (ya saben, cuando pica la chispa de leer, se hace un incendio rápidamente). Así que crucé la plaza, me acerqué a la Av. Perón y fui a una de las que consideraba dentro de mis librerías favoritas. No fue grato lo encontré. Luego de mirar las vidrieras como siempre hago, y de inspirarme en las novedades, fui hacia mi sector preferido y me encontré con que no podría pasar.
Como todos los principios de año, las librerías se revolucionan, esperanzadas por las compras de manuales y libros de textos que las escuelas privadas, religiosas, semi privadas e instituciones terciarias o especiales, proponen dentro de su canon obligatorio. Éstos volúmenes de texto suelen ser, cada año, más caros. Lo que le asegura a las librerías ventas grandes y jugosas. Es normal encontrar filas en las cajas, todas de madres con sus hijos molestando, o de profesores y maestras con largas listas de alumnos buscando descuentos.
Yo comprendo perfectamente el hecho de que un manual vendido en Marzo equivale a dos novelas. Pero les recordaría a todas aquellas librerías que se desesperan, que un manual se vende entre fines de Febrero, Marzo y principios de Abril. Las novelas que ustedes tanto menosprecian en esta época, serán las ventas seguras que tendrán en el resto del año. Así que cuando alguien vaya a comprar una novela, deberían atenderlos con la misma amabilidad que al que va a buscar un manual.
Ésto mismo me ha sucedido el año pasado, con una librería muy famosa del partido donde vivo. Donde las compras a esta altura del año, son casi imposibles, ya que si vas en busca de una novela te dicen "se agotó", aunque desde tu lugar en la fila, la puedas ver bailar detrás del vendedor. Los manuales y artículos del estudiante serán una tortura para el lector promedio esta mini temporada.
Cuando fui ayer, no me dejaron pasar a mi sector, porque se abarrota la librería. ¿Se abarrota o prefieren vender manuales? Varias empleadas nuevas, contratadas para la ocasión, decían "así fue siempre". Pues el siempre que expresaban, es de apenas una semana, pues recuerdo perfectamente que yo siempre recorro el lugar. Pero en fin, lo que me proponía era que yo le dijera lo que quería que ella lo buscaba. Y cuando saqué mi lista, creo que le vi odio en sus ojos. Jajaja, así que opté por lo elemental, me fui.
Pero no me quedé con las ganas, crucé la vía del tren, y fui a la librería A.B.C en donde siempre es un placer recorrer por las estanterías. Pero de ella, les hablaré en el siguiente IMM.
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