En la ciudad de Guerdon tres ladrones han sido acusados de un crimen que no cometieron. Su búsqueda de venganza sacará a la luz oscuras verdades sobre la ciudad y una peligrosa conspiración, cuyas semillas se sembraron mucho antes de que ellos nacieran.En la profundidad de los túneles de la ciudad, se agita un malévolo poder y una guerra mágica de siglos de antigüedad está a punto de volver a desencadenarse.Cari es una huérfana vagabunda cuyo pasado es más oscuro de lo que ella ha creído siempre. De ahora en adelante, su futuro estará fuera de control. Rata es un ghoul, y su especie ronda por el inframundo, alimentándose de los muertos de la ciudad. Spar es un hombre de piedra: sufre una terrible enfermedad que lentamente está petrificando su carne. El azar los ha unido y su amistad podría ser lo único que se interponga en el camino de la destrucción total.
El legado del hierro negro: 1. La plegaria de la calle 2. El santo de la sombra 3. El dios caído | Datos adicionales: Ya a la venta Gamon Trini Vergara Ediciones Riverside Agency 528 páginas |
La novela de fantasía La plegaria de la calle de Gareth Hanrahan es el inicio de una trilogía llamada El legado del hierro negro. Es el primer libro que ha escrito y con el que debuta en el mercado editorial, pero es muy conocido por sus juegos de rol. No tenía altas expectativas con esta lectura, realmente no sabía qué esperar ya que no conocía al autor y solo me dejé tentar por la sinopsis. Pero, hace unas horas que terminé de leer el libro y necesito contarles sobre el mismo, para resolver el gran misterio: ¿por qué no me terminó de gustar, si lo tenía todo para gustarme?
Empecemos por lo más sencillo: la historia. Tres amigos muy distintos (una joven humana, un muchacho que se está convirtiendo en piedra y un ghoul que se alimenta de gente muerta) son contratados para robar unos documentos en un edificio importante en la ciudad en la que viven. Pero algo sale mal, se separan y descubren que sus vidas, ya de por sí duras, se han enredado en traiciones políticas, mafia y delirios místicos.
Hay una muy buena construcción del mundo (tanto de la parte en donde sucederán los hechos, como de las naciones que bordean la historia y solo impactan de manera superficial), hay un excelente sistema de magia, de seres mágicos y de estratos sociales. Todo lo que es el entorno de la historia, sus bases, sus religiones (algunas loquísimas, pero fascinantes) son muy sólidas y se nota la experiencia de Hanrahan en creaciones similares (como para The Laundry RPG). No hay absolutamente nada que pueda reprochársele al autor en este tema. Fue prolijo y minucioso, dejando pasajes de la historia de este mundo repartidos en diferentes momentos sin resultar abrumador. Debería comentarles el sistema religioso, el poder de las deidades, pero como es lo más interesante del libro, por si alguien que está leyendo esto quiere leer la obra, lo voy a omitir completamente. Solo decirles que no tiene desperdicio.
Los personajes siguen algunos patrones predecibles, pero te encariñas con ellos enseguida. Tienen personalidades muy diferentes y únicas. Spar es un mausoleo andante en honor a su padre, con normas morales bien fijas y deseos ocultos bajo capas de piedra. Me encantó su perspectiva, me dio mucha pena ciertos momentos difíciles que atraviesa debido a su enfermedad y hasta el final me estremecí con él. Spar es la única razón, por esa pregunta del epílogo, por la cual yo seguiría leyendo esta trilogía. Rata, en cambio, es una continua lucha entre sus instintos casi animales y lo poco que se puede humanizar de él. Es un personaje importante debido a que nos muestra un lado oscuro, subterráneo y antiguo de la ciudad. Sufre una transformación que no me esperaba en la última parte de la novela, me tomó por sorpresa, pero me gustó. Cari es quien tiene más protagonismo y es la más esquiva para querer. Una aventurera, una ladrona, una chica que no sigue las reglas y nunca está donde se espera. Sin embargo, resulta ser un personaje femenino atractivo, fuerte e interesante. Quizás un poco dependiente de sus pares masculinos. Hay otros personajes que podría nombrar como Miren, un joven que fue una incógnita algo molesta durante todo el libro, o Eladora, la prima de Cari, quien me cayó absolutamente mal en todo momento; pero solo quiero dar una mención especial a Jere, ¿por qué lo describen como viejo todo el tiempo si no llega a los cincuenta?. En los últimos capítulos, ese patrón del que les hablé en un comienzo, se hace presente y es fabuloso. Fue una de las mejores escenas de la novela.
Entonces, si la historia es interesante, la construcción del mundo (magia, seres, religiones, política) es excelente y los personajes son profundos... ¿Qué es lo que falló? Hanrahan eligió un narrador en tercera persona que utiliza el tiempo verbal presente para la novela. Esta técnica requiere de mucha pericia, porque aunque focaliza la atención con mucha más rapidez, también trae muchos riesgos. El problema más costoso de evitar es que las líneas temporales colapsen mientras se narra. Debido a que la novela es coral (esto quiere decir que tendremos por turnos diferentes focalizaciones en puntos de vista de un determinado número de personajes), a veces se narraba hechos en "presente", que ya eran "pasado". Esto ocasionaba un poco de confusión y también una pérdida de sorpresa. Les voy a dar un ejemplo levemente inspirado en la novela: Clarita nos cuenta que Manquito la está salvando, Pedrito nos cuenta que ve a Manquito en la escalera y le pide que vaya a salvar a Clarita; Manquito le dice que primero va a charlar con Olguito. ¿Se entiende el problema? Todo en presente, todo pasando en ese momento. Y no, la novela no va sobre viajes en el tiempo. Esto no quiere decir que el tiempo verbal no funcione para narrar, hay buenos libros escritos completamente en presente, pero es difícil. Acá no funciona, hay cortocircuitos. Sumado a esto, también se dificultaba diferenciar cuándo se cambiaba de punto de vista, ya que los mismos no están señalizados externamente, sino que hay que descubrirlo en la propia narración.
Me costó mucho llevar adelante la lectura, el ritmo y los eventos se empiezan a incrementar pasados el sesenta por ciento del libro. Esto hace que me frene mucho la idea de volver a leer algo del autor o de la trilogía en cuestión, cosa que me facilita enormemente ese final tan cerrado. Pero estas impresiones pueden ser algo completamente subjetivo, quizás otros lectores descubran a un nuevo George Martín en Hanrahan. Quizás me anime a darle una nueva oportunidad y me sumerja en la lectura de la continuación. No se los puedo asegurar. En estos momentos, solo sé que quiero escapar de esta historia. Yo no recomiendo esta lectura, a solo que sean amantes del género y estén a prueba de dagas narradas en presente.
Reconozco que me echa para atrás bastante lo que cuentas por qué el Leo rara vez de este género concreto y además todo lo que tienen contra me haría de la lectura un camino cuesta arriba o eso creo
ResponderBorrar