Los nombres prestados de Verónica Sukaczer

martes, 27 de octubre de 2015


Una nieta que quiere saber para poder contar a viva voz.
Un abuelo judío con una historia que no ha podido narrar jamás.
Un silencio desgarrador que debe hacerse palabra para no repetirse.
La última vez que vi al abuelo en su departamento de la calle Calasansz, luego de que jugáramos una partida de ajedrez que me dejó ganar y de que le cocinara; la última vez, antes de irme, me senté frente al abuelo, estiré mi mano derecha hasta tocar la suya y le dije:
Contame.
Él sabía muy bien a qué me refería. Pero me dijo:
Me voy a morir.
Y yo le dije:
Ya lo sé, por eso tenés que contarme.
Porque él nunca había querido contar.


Libro único
Datos adicionales:
Ya a la venta
Nube de Tinta
Penguin Random House
168 páginas

Sobre la autora:


Verónica Sukaczer nació en la ciudad de Buenos Aires en 1968. Es periodista, editora y escritora. Colabora en medios gráficos y ha publicado más de veinte títulos para chicos y  jóvenes.
Cuando me recomendaron la lectura de esta novela, dude un poco. El año pasado leí un libro de esta autora, Lindo día para volar, que está destinado a un público más infantil y me aburrí bastante... Así que luego de mi momento de vacilación, finalmente le di una oportunidad y me descubrí enganchadísima con Los nombres prestados.

La novela está divida por narrador, cada uno llevando el punto de vista de los protagonistas de esta historia, y situándonos en diferentes puntos espaciales. Este detalle hace que el lector deba estar despierto sobre quién es quién, ya que uno de los puntos principales (y que le da sentido al título) es el juego con los nombres.

Siendo una apuesta nacional del sello Nube de tinta, me sorprendió un poco que el tema central sea el genocidio judío, claro que, a veces uno se olvida que hubo muchos refugiados de guerra (palabra que está de moda) en nuestro país. La autora nos da un apunte sobre la construcción de su novela al final de la misma, en donde nos detalla con mucho detenimiento varios datos importantes relacionados y que le dan un sentido a esta colisión de culturas.

La historia nos va seduciendo lentamente, con descripciones y diálogos bien formados, con saltos temporales y personajes que se van construyendo mediante el avance del argumento. Hay muchas escenas fuertes, que sensibilizan; otras son más ligeras, con el punto justo para hacernos sonreír. Hay amistad, amor y un gran sentimiento de familia. Pero sobre todo, una importante reflexión acerca de la identidad.

El libro es muy breve y con una edición cuidada, lo cual ayuda a una veloz lectura y un disfrute más tranquilo. El único punto negativo que puedo encontrarle es que me hubiera gustado un poco más de desarrollo al comienzo, una presentación más detallada de Nina, quien es la encargada de unir todos los retozos de historia que se nos irán contando.

Más allá de eso, disfruté muchísimo la lectura, logré emocionarme y me he apuntado un par de libros que cita la autora en su apunte final. Espero pronto leer algo más de la pluma fluida de Sukaczer, pues me ha picado mucho la curiosidad su método de escritura tan prolija.


Gracias a la Editorial por el Ejemplar.

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