Autora: Lena MichellEditorial: VestalesPáginas: 384Contraportada: La rebeldía es un acto de la conciencia que se hace contra algo que se quiere cambiar. Pero también se apaga con la misma rapidez e intensidad con la que surge: los guerreros rebeldes dejan de serlo cuando toman el poder; los artistas, cuando su obra es aceptada. Desde ese punto de vista, no puede decirse que Olivia Hamilton se rebele. Ella, simplemente, es distinta, y nada puede hacerla cambiar. Si usa ropa de varón, lo hace ya que resulta más cómoda para montar; si se duerme en clase, se debe a que no quiere saber la aburrida lista de formas de cortesía con la que tiene que dirigirse a un conde o a un duque; si dice las cosas tal como son, es porque detesta la hipocresía. De eso, claro, hay mucho en el colegio de señoritas en el que está recluida por decisión de sus padres con el objetivo de encauzarla. Alexander Sinclair, duque de Ashford, mentor del internado para muchachas que está en sus tierras, sonríe una o dos veces al año. Con un pasado sombrío, con varios desengaños a cuestas, apenas se interesa por las mujeres lo justo como para saciar sus necesidades y aspirar a que una le provea un heredero. Sin embargo, se cruzará con Olivia y el impacto será como el de un choque de planetas: nada de lo conocido podía prepararlos para ese encuentro en el que el carácter y la sensualidad desbordarán. La escena está preparada, la trama dispuesta con la claridad que puede ver una quiromántica que sepa leer la línea del corazón de las manos de Olivia y Alexander.
La línea del corazón es una novela romántica histórica de Lena Michell en donde la protagonista es una joven americana que no encuentra su lugar en la hipócrita sociedad londinense de principios de siglo XIX.
Olivia, sobre todas las cosas, ama montar a caballo por las mañanas. Alexander, por sobre todas las cosas, odia los intentos casamenteros de su madre. Mientras una es toda risas, el otro es todo seriedad. No podría haber dos personas más opuestas y, sin embargo, que tengan la línea del amor tan marcada.
Olivia es impulsiva, audaz y tiene una jerga poco adecuada para una dama, todo ella es poco dama. Lo cual hará que las típicas situaciones de una novela romántica tengan un giro inesperado. Las risas estarán al dar vuelta la página. Nuestro duque, por su parte, es un galán exquisito. Alexander representa al perfecto caballero inglés, aunque no teme salirse de ciertas conductas para acompañar a la chica americana.
Una innovación que hace Michell es no olvidarse de la amistad. En muchas novelas, la figura de la amiga solo es usada para momentos especiales y luego parece desentenderse del contexto. Aquí no. Nuestra escocesa Fiona, que le teme a los caballos, tendrá una evolución paralela a la de Olivia, su mejor amiga, e incluso logrará desenvolverse más allá de su sombra.
"-Milord, hablo en serio. Usted es incapaz de ser sincero con una mujer, aunque le vaya la vida en ello. En cuanto a su corazón, dudo que lo tenga ni en la mano ni en ningún otro sitio. A pesar de su charlatanería, estoy dispuesta a concederle un mínimo de inteligencia. Si de veras desea bailar, hágame el favor de hacer uso de ella."
La narración es muy prolija y lineal, los eventos se van sucediendo con calma y resultan entretenidos solo por las acciones de los personajes. No hay realmente acción hasta el final, donde ocurre una traición y un hecho violento. Mientras tanto, todo hablará sobre el romance, un posible triángulo amoroso, la amistad y la familia.
Esta novela es ideal para las almas románticas que, acostumbradas al género, desean una protagonista que resulte indomable. La línea del corazón es una hábil combinación de humor, romance y suspiros.
Gracias por comentar mi novela, me alegro que te haya entretenido y espero que la historia de "Cuando me miras" (acaba de publicarse) te merezca la misma atención.
ResponderBorrarUn saludo muy cariñoso
me encanta vuestros libros,
ResponderBorrarA mi realmente me gustó este libro,me resultó entretenido y gratificante ver como la historia entre los protagonistas se va desarrollando sin ser forzada, además, los personajes secundarios tienen papeles con sentido y se incluyen en la historia con un propósito, no como en otras novelas que he leído dónde los personajes secundarios están solo por no dejar solos a los protagonistas y si dejan de estar escritos daría lo mismo, aquí, en esta historia los personajes secundarios están y su papel tiene sentido,no me imagino haberla leído con uno menos. También, me la pase bastante entretenida porque además del romance que tiene la historia, cuenta con muchas frases y sucesos divertidos que normalmente son provocados por la protagonista.
ResponderBorrarSi este libro tubo contras, la verdad los olvide al final porque realmente me gustó leerlo y quede satisfecha desde principio a fin. Lo recomiendo con gusto.