Leer en Verano

Leer en verano. Las vacaciones y el calor. Vacaciones para algunos, porque a excepción de quince días memorables que me tomé en Enero para ir de vacaciones a mi hermoso país Uruguay, el resto del día los trabajé, malhumorada y con un calor insoportable (o con esas lluvias relámpagos, que solo dejan humedad).

¿Qué tan lindo es leer en verano? Pues si no estás cómodamente sentada bajo el aire acondicionado, la cosa se pone muy difícil. Recuerdo haberme leído enterito El conde Montecristo en una carpa en la playa de Mar del Tuyú (Bs.As.) una vez, pero también recuerdo que la arena se metía por todos lados, que los ojos me lloraban y que por dentro rezaba para poder volver a mi casa.

Además, ¿por qué hay listas de libros para leer en el verano? ¿Esos libros no se pueden leer en invierno? ¿Qué clases de lecturas se buscan en verano? ¿Cuáles son aptas para la playa? ¿Acaso no sirve cualquier cosa que haya tirado a mi maleta y que se mezcle entre mi ropa interior y las mayas atrevidas que jamás me pondré en público, pero que llevo de todas formas por si conozco a mi rubio intelectual príncipe azul?

Estas y muchas preguntas más surgen a mi mente el día de hoy, después de haber transpirado en el gimnasio para estar más delgada (ya que mi tía me recuerda constantemente que todos los libros gordos que estoy leyendo no han hecho otra cosa que engordar mi cadera) y haber encontrado en Internet una lista de veinte libros infaltables para leer en verano que solo contenían previsiones para el año que comienza, horóscopos chinos y biografías de políticos que, autenticamente, me importan menos que los amigos del vecindario de mi gato.

¿Qué piensas al respecto?

PD: Si tengo algún lector rubio-intelectual-príncipe azul que resida en mi país al menos cinco de los siete días de la semana y sigue soltero... Que os jodan, que yo no te encuentro por ningún lado.