Mr. Mercedes de Stephen King

domingo, 1 de febrero de 2015


¿Quién es el cazador y quién es la presa?
Bill Hodges
policía jubilado.
Brady Hartsfield
asesino múltiple cuya culpabilidad Bill Hodges nunca logró demostrar.

Ahora vuelven a encontrarse y cientos de vidas están en juego.

Un thriller sin igual del gran maestro Stephen King.
Justo antes del amanecer, en una decadente ciudad americana, cientos de desocupados esperan la apertura de la oficina de empleo para reclamar uno de los mil puestos de trabajo que se anuniaron. Han hecho cola durante toda la noche.
De pronto, invisible hasta que lo tienen prácticamente encima, un Mercedes surge de la fría niebla de la madrugada. Su conductor atropella y aplasta a todos los que encuentra a su paso. Acto seguido, el automóvil da marcha atrás y vuelve a arremeter contra ellos. El asesino huye dejando atrás ocho muertos y quince heridos.
Meses después, Bill Hodges, un policía jubilado que sigue obsesionado con este caso sin resolver, recibe una carta anónima de alguien que se declara culpable de la masacre.
Brady Hartsfield vive con su madre alcohólica en la casa donde nació. Disfrutó tanto de aquella sensación de muerte debajo de los neumáticos del Mercedes que ahora quiere recuperarla.
Mr Mercedes es la historia de una guerra entre el Bien y el Mal. Un retrato inolvidable de la mente de un asesino obsesionado y demente.



Bill Hodges:
1) Mr. Mercedes
2) Finders Keepers
3) ...
Datos adicionales:
Ya a la venta
Penguin Random House
Plaza Janés
496 páginas

Stephen King para mí está asociado irremediablemente a los relatos de terror que leía en mi época de lectora huraña.  Claro que, el toque especial de este gran autor es el lado psicológico de los personajes y del juego que intenta ocasionar en el lector. En Mr Mercedes, King no busca causar suspenso, ya que tenemos al asesino enmarcado en la contraportada, en la solapa y en los primeros capítulos. Aquí se busca la poderosa intriga de la batalla clásica entre lo moralmente correcto y lo totalmente desquiciado.

Sobre el autor:


Stephen Edwin King (21 de septiembre de 1947) es un escritor estadounidense conocido por sus novelas de terror. 
Partiendo desde el hecho de que los protagonistas, tanto el buen inspector como el malo asesino, están declarados; en las páginas encontraremos una historia con muchas vueltas sobre la obsesión que el bien y el mal comparten: destruirse mutuamente.

El protagonista de esta novela, Bill Hodges es un policía retirado que acumula kilos y que siente cierta añoranza por su pistola. Es viejo, pero no ha perdido el toque. Y cuando una carta del asesino del Mercedes llega a su casa, con una invitación al suicidio, los años dejan de ser excusa para ponerse al día con el asunto.

"Calma, chico -se repite, y toma otro sorbo de café-. Philip Marlowe no eres."

He de confesar que el hecho de que sepamos todo del asesino desde un comienzo hizo que perdiera un poco el interés en la primera parte de la novela. Sin embargo, hay dos objeciones a esto: el prólogo, que me ha gustado mucho. Segundo, que a mitad de novela el enfoque cambia completamente y me pude enganchar tanto con Hodges (me ha ganado por ser admirador de Marlowe), como con el muchachito Jerome (aunque me caía mal cuando imitaba la jerga de los negros) y con la loca Holly (quien es una caja de sorpresas). Excepto con Janey.

"Cuarenta mil por semana", piensa Hodges, maravillado. Quizás si podía ser Philip Marlowe después de todo. (...) Los días lluviosos él llevaría gabardina y un sombrero de fieltro marrón, sesgado y calado hasta una ceja,

A pesar de que el libro se arruinó con la lluvia (no es una metáfora, se largó a llover y se me mojó el libro), va a ocupar un lugar privilegiado entre mis estantes. ¿Por qué? ¡Porque es un estilo impecable! Oh, vamos, hay que reconocer que partir del hecho de que el lector ya conoce todo lo que ocurrió en un thriller hace muy difícil mantener la atención del mismo... Pero Mr. Mercedes lo logra, es un gran mérito a la pluma de King.

Con una narración que da sacudidas, con frases que te vuelan la cabeza, con vueltas argumentales que no te dejan descansar, con un estilo frío y preocupante (¿cómo conoce el autor tan bien a una mente tan perversa como la de Brady?), con personajes profundos, con acción explosiva (jajaja, lean el libro y ríanse de mi broma), y con comentarios sardónicos por aquí y por allá, es imposible no pasarla de maravillas mientras se lee esta novela.


Gracias a la Editorial por el Ejemplar.

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