Un día dije: "Soy feliz"
Fue hace mucho tiempo.
Después de que terminara mi participación en la FILBA, me di cuenta de que no había provechado esas semanas como hubiera querido. Años anteriores, la emoción que tenía para esas fechas era... pues comparable a cuando sacudes una gaseosa cerrada durante un buen rato y luego la abres y puffff, empapas a todo el mundo. Así era yo. Pero entonces, ¿qué me pasó?
Cuando comienzas un blog todo es nuevo y eso al principio asusta. Pero cuando logras enfrentar ese temor, te sorprendes de todo lo interesante que te puede ofrecer. Te gustan los libros nuevos que llegan a tu puerta, te emocionas si te convocan a un grupo y contestas cada email como si fuera el primero y el último.
Con el tiempo esas cosas se vuelven rutinarias, descubres que los obstáculos también se han hecho diarios y que las ideas que antes abundaban, ahora escasean. Los post que pensabas que iban a llegar a tus lectores, se pierden en el camino. Comienzas a recolectar comentarios sin sentido, donde proliferan los enlaces de spam y los saludos vacíos del grupo que antes te gustaba tanto. Los libros siguen apareciendo, pero traen un trato extraño detrás que no te agrada nada. La felicidad se ha vuelto un matrimonio incómodo con un extraño que ha perdido toda su magia. Comienzas a escuchar el eco de tus palabras, cayendo suavemente al vacío.
¿A qué viene tanto planteo filosófico? ¿Por qué me estoy poniendo tan depre? Ayer, muy por la noche, andaba googleando las repercusiones de la Feria y entré a un blog (juro que fue Hades quien lo puso en mi camino), en donde chusmié una entrada muy interesante acerca de la presencia de "los mismos de siempre" que se "roban la atención" de los lectores y las editoriales. Ya estaba a punto de reírme, cuando por primera vez en lo que va existiendo mi blog, encontré una mención que me hizo ruido. No insistan, no voy a decir el nombre del blog, no es mi forma de actuar. El tema en sí es que ese chico me hizo reflexionar. ¿Hacia donde voy?
Y entonces hice una lista de las cosas que no me gustan de tener un blog, todo lo negativo que tiene un blog y lo malo que a veces produce:
1) Te roba la vida: Requiere mucho tiempo, tenes que tener tiempo para leer, para reseñar, para subir novedades, para contestar comentarios y emails, para pensar nuevas ideas y para escribir lo que se te va a ocurriendo.
2) Te copian descaradamente: A veces te citan y luego pasan lo que escribiste, otras tantas te roban hasta las reseñas, palabra por palabra... Y cuidado si te quejas.
3) Recibes 1 mensaje de spam por cada 2 comentarios buenos: Te van tapando si no los borras rápidamente. Es más, a veces se les cuela mensajes a Blogger que no tienes idea de donde salen. Otras son solo chicas compartiendo enlaces de sus blogs.
4) Los comentarios anónimos duelen: Cuando las críticas son constructivas las entiendes, pero cuando te destruyen solo por placer, eso te duele y te trae muchos dolores de cabeza.
5) Eres uno más del montón: Eso es lo que más te desanima, muchas veces estás contento con un post que pensabas que era original y genial, pero cuando navegas o haces una búsqueda en Google te encuentras con mil parecidos. No eres para nada único ni importante. Si tu le dices que no a algo, hay quince personas detrás tuyo que le dirán que sí. Pierdes, te pisan la cabeza y se convierten en versiones mejoradas de ti mismo.
Aún así, sigo aquí. Y voy a seguir estando aquí. Leer y compartir mis opiniones sobre las experiencias que tengo me gusta mucho. Pero le voy a bajar un cambio (¿a leer? no, jajaja). Ya no voy a estar igual de desesperada por buscar un efecto. Soy humana, chicos. Y me estoy volviendo vieja. Esperemos que también un poco más sabia. ¿A alguien le agarró un bajón como este? ¿Alguien me comprende?
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