En Dicen que ves las estrellas Marina Macome describe el gesto de lo cotidiano como si lograra ver capas que los demás no vemos. Su escritura, fresca y afilada, no necesita ser solemne para mostrar desgarro y te deja, cuando llegás a la última página, en ese trance que produce la buena literatura.Consuelo Filgueira asiste a su propio derrumbe cuando lo peor que le puede pasar a una madre sucede. El dolor infinito, ese que hace ver las estrellas en el sentido más descarnado, la inunda. El mundo sigue su curso, pero ella queda suspendida en la nada y, por más abrupta que sea la caída, el fondo es un lugar cada vez más oscuro e inexpugnable. Sin salida a la vista ni el impulso para buscarla, solo queda hacerse un bollo y apagarse. Sin embargo, lo que parecía el final irá transformándose en la ilusión de un nuevo comienzo. Porque el amor es como la hierba más seca y pisoteada que brota entre la piedra y el cemento en el momento menos pensado.
Libro único | Datos adicionales: Ya a la venta Plaza Janés Penguin Random House 240 páginas |
Sobre la autora:
Marina Macome (21 de julio de 1975) es una escritora argentina.
Descubrí a esta autora argentina hace un par de años atrás, con la novela La reina del hielo seco (reseña aquí) que tiene mucho romance y humor. Me gustó mucho su estilo y la forma en la que logra hacernos conectar con las pequeñas sorpresas que están en nuestra cotidianidad. Por eso, en cuanto supe de su nueva novela me entusiasmé muchísimo con la oportunidad de leerla.
En Dicen que ves las estrellas, nos encontraremos con una historia fuerte sobre el duelo de un ser querido, sobre depresión, sobre el desamor y sobre cómo es posible reconstruirnos. Su nueva novela es muy distinta a la mirada risueña con la que me había quedado y eso generó una gran expectativa en mí, que por fortuna, fue satisfecha.
Todo comienza con Consuelo, que no quiere despedirse del pequeño cuerpecito que aprieta fuerte contra su pecho. No hay nada más horrible que la muerte de un hijo. A su alrededor, otros personajes irán tejiendo sus historias. Una mujer despechada que se obsesiona con su ex. Un hombre en su mejor momento profesional que ve su vida tambalear por un suceso de su pasado.
Hay una gran construcción de hilos que se van enredando a medida que leemos. Algunos incluso son al principio solo pequeños detalles y al final resultarán en parte importante de la trama. Me encanta esta manera de elaborar una historia, requiere de mucha atención y prolijidad.
La novela es breve, se lee de un tirón y tiene un final abierto que me gustó mucho (aunque no suelen gustarme este tipo de finales). Hay romance sí, pero creo que lo más importante es el mensaje de que se puede salir adelante, si estamos dispuestos y si tenemos la contención suficiente. La depresión es un tema muy jodido, que pocos autores saben encarar. No hay curas mágicas, son procesos muy difíciles que hay que atravesar para lograr respirar de nuevo en libertad.
En cuanto comenzamos a leer, descubrimos que debajo de cada personaje, se esconden diferentes facetas y posibilidades. Consuelo no es cualquier madre, su hijo no es lo que esperaba en un principio, es diferente a los otros niños, pero no por eso lo ama menos. Su perdida es desgarradora para ella y sobre la primera parte de la novela, caminaremos a su paso para conocer de una manera sensible y especial lo que es tener un hijo con Síndrome de Down. Hay una bonita reflexión al respecto, que confieso me hizo lloriquear, que está inspirada en un cuento de Emily Pearl Kinsgley, "Bienvenidos a Holanda" (1987).
Dicen que ves las estrellas es una novela entretenida, emocionante, con bonitas reflexiones, que moviliza muchas emociones, un nuevo reparto de lo sensible que visibiliza una maternidad diferente y un duelo difícil. Me gustó mucho y queda recomendadísima.
Buf, qué dura tiene que ser esta historia. No conocía a la autora, gracias por presentárnosla.
ResponderBorrar¡Besos!