El rastro de la canela de Liliana Bodoc

jueves, 14 de abril de 2016


¿Pueden las colonias del Río de la Plata lograr la ansiada independencia de la corona de España? ¿Y puede el amor abrirse paso bajo las estrictas normas sociales que imponen esas colonias? Es que amor es lo que florece entre la niña Amanda Encinas y el mulato Tobías Tatamuez. Y si a algo huele ese amor es a canela. Miel y canela.










Libro único
Datos adicionales:
Ya a la venta
Ediciones SM
Gran Angular
140 páginas

Sobre la autora:


Liliana Bodoc (1958) es una escritora argentina; estudió Letras en la Universidad de Cuyo.
Liliana Bodoc es una autora que me encanta, su prosa es magnífica, te transporta y te hace soñar. Sus mejores obras son las pertenecientes a la Saga de Los Confines, Los días del venado, Los días de la sombra y Los días del fuego. Ahora bien, en El rastro de la canela nos encontramos con una novela breve ambientada en épocas de revolución en nuestro querido país.

Narrada en tercera persona, con el estilo característico de Bodoc, la historia de la familia de Amanda se va abriendo despacio. Nuestra protagonista ha llegado de Brasil para vivir con su hermana en Buenos Aires, con el fin de casarse y poder así iniciar una nueva vida. Aquí se encontrará con un secreto, con una revolución y con un mulato que le corta el aliento.

Quiero empezar a contarles sobre el personaje que más me gustó, pues es el que mejor está construido: María, la nana negra de Amanda, que trae consigo la magia de los Orishás. Mujer sabia, sabrá siempre cómo aconsejar a su niña, tendrá muchas escenas donde se robará el protagonismo. Amanda es una joven salvaje, criada en otro entorno, que tendrá problemas para habituarse a las reglas de su hermana y de la ciudad. Tobías es un muchacho mulato, muy orgulloso y valiente, pero que no llega a desarrollarse mucho. Además, tendremos otros personajes, cada uno representando un carácter en particular: el mujeriego, el enfermo envidioso, la resignada, el inocente, etc.

Dividida en cinco partes y con capítulos cortos, la novela avanza en un ritmo muy rápido. Hacia la mitad, la acción comienza a precipitarse, y si bien hay un momento en donde la trama sorprende al lector, el final se vuelve a lo esperado. Entretenida, con un romance fresco, con un poco de magia y participación de personajes históricos.

El rastro de la canela no es lo mejor de Bodoc, pero se puede reconocer su sello distintivo en la narración. Resulta una lectura ligera e ideal para el Bicentenario, que por su brevedad se lee de un tirón.


13 comentarios:

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