Reseña | Mi papá es un hombre pájaro de David Almond

jueves, 6 de marzo de 2025


Un patético descenso a la locura

En una ciudad lluviosa al norte de Inglaterra, cosas extrañas están pasando. Papá está armando un par de alas, come moscas y arregla un nido. La tía Dorita está haciendo empanaditas. El señor Popó está recorriendo las calles gritando muy fuerte. Hasta el señor Menta, el profesor, está dando aletazos. Y viendo todo esto está Isabelita, quien extraña a su mamá y tiene que cuidar de su papá mientras piensa qué hermosos son los pájaros.
¿Qué está detrás de todo esto? ¡La Gran Competencia de Pájaros Humanos, por supuesto!
Puedes leer las primeras páginas del libro (enlace aquí). Gracias a la Editorial por el material
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Libro único

Nube de etiquetas:
Comedia del absurdo

Advertencias:
Duelo, demencia, vulneración de derechos infantiles
Datos adicionales:
Editorial: Norma
Páginas: 160
Publicado originalmente: 2018
Género: Literatura infantil

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Sobre el autor:

David Almond (1951) es escritor inglés, vive en Northumberland.

Sus novelas:



Antes de empezar mis vacaciones, decidí agarrar de la Biblioteca Escolar un par de libros que me interesaban para chusmear si puedo o no trabajarlos con mis estudiantes. Este en particular se había trabajado en una capacitación el año pasado, sobre Clubes de Lectura. Durante la misma, se eligieron libros que por sus temáticas necesitan una mediación docente y que para trabajar en grandes grupos resultan disruptivos. A mí me había tocado En el arca a las ocho de Ulrich Hub, librito que me encantó. A mi compañera de equipo le tocó Mi papá es un hombre pájaro de David Almond y me dijo que le había parecido aburridísimo. Sin embargo, como este libro está dentro del canon escolar (permitidos por el Diseño de CABA y Prov. de Buenos Aires, algunos distribuidos directamente por el Ministerio de Educación de la Nación en aquellos hermosos años donde enviaban libros a las escuelas), decidí que tenía que enterarme de qué iba este libro tan polémico.

Pues bien, me equivoqué. Me pareció horrible desde la primera página. Ese tipo de lectura que te preguntas a cada rato "¿qué estoy leyendo?", seguido de un "¿por qué me hago esto a mi misma?". Hay muchas referencias que cualquier adulto (incluso uno que ande medio dormido) puede entender como el declive de la demencia causada por una fuerte depresión (desde el abandono personal, la negación, los cambios de humor, la falta de memoria, la anorexia, etc.). Todas cosas muy serias y que espero que los lectores más jóvenes no capten del todo. Claro que el hecho de que el padre de la protagonista esté loco, eso sí se dan cuenta, porque es tema de conversación en la novela.

Frente al reciente fallecimiento de su madre, la protagonista se encuentra faltando a la escuela para cuidar a su padre. Gritemos juntos: ¡vulneración de derechos infantiles! Seguramente puede ser un tema para discutir en clase con una buena docente que tenga tacto y la ley de ESI bajo el brazo, pero es algo bastante peliagudo hoy en día.

Y estas dos cosas son solo lo más notable del libro. Después hay una cantidad enorme de detalles pequeños que al lector adulto le resultarán inquietantes. ¿Cómo es posible entonces que esta novela esté en las escuelas? Ah, pues David Almond esconde lo más grave bajo una comedia del absurdo donde a medida que vamos leyendo los límites se vuelven cada vez más irrisorios.

Sin embargo, gran parte de la trama debería venir con una etiqueta que diga: "No intente esto en casa". Especialmente en la competencia, en donde algunas participaciones pueden dar ideas equivocadas a los chicos. ¿Los cohetes? Algo que salva mucho al libro son las ilustraciones de Polly Dunbar que resultan muy tiernas (especialmente la que ocupa doble hoja, padre e hija en el nido). Las ilustraciones le bajan un cambio al tono de la novela, que te narra con toda seriedad esta encadenación de hechos absurdos.

El final de la novela no arriesga a encontrar una cura, pero entre frases y bailes cursis terminan asentando que cualquier cosa se atraviesa felizmente si estamos juntos con la familia. O sea, no. Disculpame, pero no. Esta romantización de la demencia, lo único que hace es que se vulneren los derechos de la niña, que no tenía que andar cuidando a su padre, mucho menos cuando existían adultos que debían hacerse cargo de la situación (tía Dorita te estoy mirando a vos). Pero en fin, como se darán cuenta, me costó mucho separar mi visión como adulta. Quizás un lector más joven no encuentre en el libro nada más que una historia absurda y ya. Pero aún así, no puedo recomendar una historia como esta.
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1 comentario:

  1. Hola!! pues pinta como un libro bastante caótico y que, como mencionas, romantiza cosas que no deberían hacer. También que está destinado a un público específico porque de lo contrario no es una novela recomendable.

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