La literatura escrita por mujeres ha sido, desde sus inicios, un acto de rebeldía. Durante siglos, las autoras no solo tuvieron que luchar por un espacio en las estanterías, sino también en la historia literaria. Ejemplo de esto son: Mary Shelley que tuvo que publicar su obra de manera anónima, las hermanas Brontë que usaron seudónimos masculinos y Jane Austen que firmaba sus libros simplemente como “By a Lady”.
Cada una de estas escritoras no solo desobedeció las expectativas de su tiempo, sino que dejó una huella imborrable en la literatura universal. Y sin embargo, hoy en día persiste un sesgo contra ciertos géneros tradicionalmente asociados con escritoras y lectoras, especialmente la literatura de romance. Libros que abordan el amor, las relaciones y la vida cotidiana son con frecuencia etiquetados como “chick-lit” o "novela rosa", términos que a menudo llevan una carga despectiva. ¿Es el amor algo solo de hembras débiles? Se asume como menos valioso o profundo.
Esto se hizo evidente esta semana, cuando un hombre en redes sociales lanzó la pregunta: “¿El género de romance está arruinando la literatura?”. Su argumento más llamativo se basaba en que, dado que el 80 % del público lector de romance son mujeres, tal vez había un problema con la oferta y la demanda de este género. Esta afirmación no solo es reductiva, sino también profundamente sexista. ¿Por qué se sigue cuestionando el valor de un género por el simple hecho de que su audiencia principal sea femenina? ¿Alguien se ha preguntado si la literatura de ciencia ficción, predominantemente consumida por hombres, está “arruinando” algo?
El romance es un género tan válido y necesario como cualquier otro. Es un espacio donde se exploran emociones, se cuestionan dinámicas de poder, se presentan personajes complejos y se desafían estereotipos de género. Además, el romance ha evolucionado para incluir el consentimiento, la salud mental y la identidad. Lo que verdaderamente arruina la literatura no es un género específico, sino el prejuicio con el que se mide el valor de las historias. Seamos honestos: detrás de esa pregunta provocadora en redes sociales no hay un análisis literario profundo, sino una falta de comprensión (o de respeto) hacia lo que leen las mujeres. Todo lector de romance no busca menospreciar otros géneros, sino disfrutar de historias que les hablen al corazón, que les permitan soñar y sentirse comprendidos.
En contraste, géneros como la ciencia ficción o la novela histórica, dominados históricamente por hombres, rara vez reciben el mismo nivel de desdén. Se olvida que la literatura de romance no solo entretiene. Autoras contemporáneas como Ali Hazelwood, Emily Henry o Talia Hibbert están llevando el género a nuevos terrenos, con protagonistas complejas, diálogos agudos y situaciones reales, pero sus libros rara vez reciben el mismo respeto que obras de otros géneros.
Tan cerca del Día Internacional de la Mujer, quiero que no solo celebremos a las autoras que abrieron caminos, sino también que defendamos el valor de todas las voces femeninas. Recordar que cada género literario tiene su propósito y que menospreciar la literatura de romance (o cualquier otra) es también una forma sutil de silenciar a las mujeres. ¿Cuántas historias maravillosas nos habremos perdido porque no les dimos el lugar que merecían?
Acompaño esta reflexión con las tapas de libros escritos por mujeres como una invitación a abrir nuestras mentes y estanterías.
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Hola :)
ResponderBorrarA parte de ser unas escritoras absolutamente maravillosas, eran unas luchadoras. Para mí, sus libros son totalmente necesarios.
Besos