Ivanhoe de Sir Walter Scott

Para entender esta gran obra es preciso situarla correctamente en el tiempo y espacio en el cual se ubica la narración. Si bien la novela romántica pertenece a la primera mitad del siglo XIX, evoca en su narración a la Edad Media. Retratando a Inglaterra en los tiempos del Rey Ricardo Corazón de León (últimos años del siglo XII), nos cuenta sobre la compleja situación política que ocurría en aquella época. Los normandos y los sajones se encuentran enfrentados duramente arrastrando consigo en la lucha a los señores feudales, las damas, la servidumbre y los judíos (que sufrían grandes marginaciones).

Ivanhoe es la obra más famosa de Walter Scott y nos narra sobre las penurias de los sajones que sufrían en Inglaterra por causa del dominio normando:

El príncipe Juan, ayudado por cortesanos normandos, ocupa ineptamente el trono de Inglaterra mientras su hermano Ricardo combate en Tierra Santa en las Cruzadas. Cedric de Rotherwood, un hidalgo sajón enemigo a muerte de los normandos, sueña con la independencia y confía ciegamente en que Rodrigo regrese pronto. Un peregrino trae noticias de la Cruzada a la casa de Cedric, en donde cuenta que junto al rey Rodrigo cabalga valientemente un sajón llamado Ivanhoe que parece ser muy valiente. Brian de Bois Guilbert, un normando que se estaba hospedando momentáneamente allí, se enfurece y con gran ego anuncia que cuando el sajón vuelva lo retará a duelo en un torneo. La ahijada de Cedric, llamada Rowena también muestra interés por la noticia, ya que ella está enamorada de Ivanhoe. Sin embargo, el viejo hidalgo planea casarla con el noble Athelsane.

Es el mismo peregrino quien advierte al prestamista judío Isaac de York que huya pues los normandos planean atacarlos para robarle. Junto a él, está su hija Rebeca (quien será mi personaje favorito) que al igual que Rowena está enamorada de Ivanhoe.

Tiempo después de esto, en un torneo organizado por el príncipe, Brian es derrotado por un caballero que no deja ver su rostro y que se hace llamar Desheredado. Cuando él tiene como derecho elegir a la Reina de la belleza y del amor, y lo hace seleccionando a Rowena, el lector puede descifrar que el personaje enigmático es Ivanhoe. A pesar de la gran galantería y profesionalidad con la que actúa, en el segundo día del torneo, está a punto de perder y resulta herido. Gracias al Caballero Negro Holgazán, otro personaje enigmático que resulta ser el Rey Ricardo, Ivanhoe logra salir airoso. Será Rebeca quien cuide las heridas del héroe y esté atento a su persona arriesgándolo todo. Como opinión personal debo agregar en este punto un pequeño comentario: si Rebeca no hubiera sido concebida como judía, posiblemente hubiese sido la ganadora del corazón del héroe, pues Walter Scott dedica mucho tiempo a expandir los sentimientos de la joven y las insinuaciones del sajón que dan mucho que pensar. Sin embargo, como todas las novelas de la época, el argumento pronto silencia este amor “prohibido” para el héroe.

El cortesano Fitzurse trata de acelerar la coronación de Juan como rey, y manda a arrestar a Cedric, Rowena, Athelstane, Isaac, Rebeca y casualmente a un enfermo que se hallaba al cuidado de la dama judía (Ivanhoe). Para sumarle más tensión, el cortesano Bracy desea casarse con Rowena. Algunos fieles servidores de Cedric, algunos amigos monteros y el Caballero Negro asaltan el castillo de Torquilstone (en donde estaban los prisioneros). Al ganar, se le perdona la vida a Bracy.

Sin poder tomar un suspiro, el lector pronto se entera de que han levantado una acusación de brujería contra Rebeca. El juez templario a cargo del juicio la declara culpable. Pero será Ivanhoe y Ricardo (revelando su identidad) quien detengan todo. Retomando su gobierno, llega la paz a Inglaterra. Ivanhoe se casa con Rowena. Rebeca e Isaac se retiran a España, pero antes, ella resignada le deja un cofre de plata con joyas muy valiosas a Rowena (como dándole su bendición) profundamente agradecida a Ivanhoe, declarando que dedicaría su vida al rezo y la caridad.

No se puede decir más nada de esta obra. Siendo en su estilo impecable, logrando personajes profundos y creando un argumento que mantiene la tensión hasta su finalización.