Así que mi novia, Cassidy, está amenazando con dejarme otra vez, mi mejor amigo de pronto quiere frenar nuestra vida de diversión ilimitada, mi mamá y mi hermana conspiran para que me convierta en uno de esos trabajadores zombies, y mi papá, bueno, es un interrogante que no estoy seguro de querer develar.
Mucha gente dejaría que un último año de escuela como este los tumbara. Yo no. Soy Sutter Keely, rey de la fiesta. Pero no hay que confundir a un filósofo de medianoche como yo con sólo un chico parrandero y superficial. Pregúntenle a Aimee, la chica nueva en mi vida. Ella vio lo profundidad en Sutterman desde el primer momento. Bueno, ella es un desastre social, pero ahí es donde yo entro en escena.
Sí, la vida es extraña, pero yo adopto de buena gana la rareza. Dejemos que todos los demás se encaminen tan resueltos a sus futuros resplandecientes si eso quieren. Yo siempre me he dado por satisfecho con beber mi whisky y precipitarme al corazón de la euforia: el aquí y ahora, este momento espectacular.
Libro único
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Datos adicionales:
Ya a la venta
Editorial Penguin Random House
Sello Alfaguara
400 páginas
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Sobre el autor:
Tim Tharp estudió en la Universidad de Oklahoma y en Brown University. Actualmente vive en Oklahoma, en donde escribe sus novelas y da clases en el Departamento de Humanidades del Rose State College.
Este es un libro que provoca polémica. Al igual que
Las ventajas de ser invisible (si te gustó la novela,
The spectacular now te va a gustar), no me gustó. Pero a diferencia de la obra de Chbosky, con Sutter tuve momentos de diversión.
Sutter sufre de alcoholismo, y a pesar de que todos lo saben, nadie lo ayuda a reconocer su problema, y aunque él es consciente de que no puede seguir así, no le importa. Cuando su novia y su mejor amigo parecen abandonarlo, comenzará con el extraño proyecto de ayudar a Aimee a cambiar.
La novela está narrada en primera persona por Sutter, lo cual hace que las reflexiones se vuelvan irónicas, cómicas y muy filosóficas. Nuestro protagonista es especial, se caracteriza por ser divertido, pero eso solo es una fachada que poco a poco el lector irá rompiendo.
No ocurre gran cosa en la historia, el argumento es sencillo. Chico conoce a chica y le cambia la vida. Sin embargo, es esta no acción (tan particular en el teatro del absurdo), lo que hace interesante a la novela.
Sutter es un pícaro moderno, no evoluciona ni lo intenta. Su objetivo es vivir el ahora, lo que impide que se proyecte nada a largo plazo, ¿se imaginan una vida sin futuro?.
Aimee es una joven esclavizada por su madre, con problemas para adaptarse socialmente. No es exactamente el ejemplo de personaje femenino literario ideal, pero como posee ideas profundas (y sueños absurdos que hace muy irreal su postura) es aceptable.
Las exageraciones hacen imposible que el lector compatibilice con la historia. Aunque me divertí en algunas partes, la locura de Sutter resulta contagiosa, me apenó muchísimo el desenlace de su historia con Aimee. El cambio que pretendía causarle no fue del todo beneficioso.
Y el final... Ah, el final. Es como el principio. Con una expectativa de cierre abierto que deja al lector reflexionar al respecto. Es un término perdido. Increíblemente me ha gustado cómo acabó todo, no me lo hubiera podido creer de otra forma.
La novela en sí no me gustó. Si tengo que recomendarla sería sólo para pasar el rato un domingo, cuando el tiempo está muerto.