Un hombre dispuesto a todo con tal de vengarse.Una mujer envuelta en una trama que podría destruirla.Siete motivos para que sea imposible.Siete razones a revertir.Siete besos hacia la esperanza.Ella es una fotógrafa profesional, amante de las causas nobles. Él, un empresario que quiere vengar el destino de su padre. En bancarrota y responsable de la inmobiliaria que heredó, Gariela acepta la oferta de Adrián para cubrir sus deudas. Pero desde el comienzo comprende que deberá saldar el préstamo con intereses.Obsesionado con su venganza, la toma como único blanco de su odio, obligándola a trabajar para su empresa, sometiéndola a una y mil humillaciones.Sin embargo, el contacto cotidiano los enfrentará a un sentimiento que desconocían y nacerá entre ellos un amor inesperado. ¿Podrá él dejar atrás su rencor? ¿Podrá ella perdonar su hostilidad?
Libro único
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Datos adicionales:
Ya a la venta
Penguin Random House Plaza Janés
288 páginas
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Esta historia es adictiva, la química entre los protagonistas, que surge desde un comienzo, casi como un flechazo, está tan bien sostenida, que es totalmente creíble y resulta envidiable. Ahora bien, a pesar de esto, yo no estoy ciega y hay detalles negativos (uno más marcado que el resto) que debo mencionar.
Gabriela acaba de heredar una deuda y una responsabilidad, descubre que su novio no era lo que pensaba y comienza a sentir una pasión sexual hacia un tipo que apenas conoce. Adrián tiene su venganza incompleta, el maldito se murió antes de que pudiera darle el golpe final, pero su hija, su bella e inexperta hija, será quién termine de pagar las deudas.
Lo primero que he de mencionar, y que me pareció lo más emocionante de todo, es como Border supo narrar la pasión entre Gabriela y Adrián de una manera tan... fogoza. La química que hay entre estos dos es admirable y muchas autoras de novela romántica deberían sentir envidia de lo que se ha logrado con esta novela. Porque lo más difícil de relatar una escena erótica es mostrar que los personajes "sienten" lo que están haciendo y no solamente describir quién metió mano dónde. Y aunque las escenas picantes de verdad, se hacen esperar bastante, los pocos besos o caricias repartidas desde el comienzo, ayudan a levantar la temperatura en todo momento.
El argumento es bastante sencillo, así que la autora lo ha condimentado con cuotas de suspenso y un par de nudos inesperados repartidos en el relato. ¿Qué es lo que le han hecho a Adrián para que no quiera dejar de engarzarse? ¿Por qué le ocultan la verdad a Gabriela?
Pero, desde las primeras páginas me di cuenta de que algo faltaba... y mucho. Hay un increíble fallo, que no puedo creer que haya pasado tan desapercibido, incluso para los editores. ¡No hay descripción alguna ni tiempo razonable! Las escenas transcurren casi sin decoración alguna, los eventos se suceden sin un marco de tiempo que pueda percibirse. Es una cosa detrás de otra, sin parar. Esto le da mucho dinamismo, la acción es muy rápida... pero, un poco de descripción aquí y allá para describir la habitación del hotel, la casa de Gabriela o las oficinas de trabajo hubieran estado perfectas. Es más, como el tiempo era algo muy extraño, tuve que releer tres veces un párrafo para entender que cierta acción que prometía confundir a cierto personaje, se realizó y concretó en una sola línea.
Pero, como la historia es adictiva, podía perdonarle la falta de tiempo y descripciones. Ahora, la segunda mitad de la novela, se volvió muy pesada debido a diálogos para nada reales que hacían que el romance me sonara extraño. Y la escena final de la machi y la carta fue... oh, pues no me gustó (pero esto ya es cosa mía).
Gabriela acaba de heredar una deuda y una responsabilidad, descubre que su novio no era lo que pensaba y comienza a sentir una pasión sexual hacia un tipo que apenas conoce. Adrián tiene su venganza incompleta, el maldito se murió antes de que pudiera darle el golpe final, pero su hija, su bella e inexperta hija, será quién termine de pagar las deudas.
Lo primero que he de mencionar, y que me pareció lo más emocionante de todo, es como Border supo narrar la pasión entre Gabriela y Adrián de una manera tan... fogoza. La química que hay entre estos dos es admirable y muchas autoras de novela romántica deberían sentir envidia de lo que se ha logrado con esta novela. Porque lo más difícil de relatar una escena erótica es mostrar que los personajes "sienten" lo que están haciendo y no solamente describir quién metió mano dónde. Y aunque las escenas picantes de verdad, se hacen esperar bastante, los pocos besos o caricias repartidas desde el comienzo, ayudan a levantar la temperatura en todo momento.
El argumento es bastante sencillo, así que la autora lo ha condimentado con cuotas de suspenso y un par de nudos inesperados repartidos en el relato. ¿Qué es lo que le han hecho a Adrián para que no quiera dejar de engarzarse? ¿Por qué le ocultan la verdad a Gabriela?
Pero, desde las primeras páginas me di cuenta de que algo faltaba... y mucho. Hay un increíble fallo, que no puedo creer que haya pasado tan desapercibido, incluso para los editores. ¡No hay descripción alguna ni tiempo razonable! Las escenas transcurren casi sin decoración alguna, los eventos se suceden sin un marco de tiempo que pueda percibirse. Es una cosa detrás de otra, sin parar. Esto le da mucho dinamismo, la acción es muy rápida... pero, un poco de descripción aquí y allá para describir la habitación del hotel, la casa de Gabriela o las oficinas de trabajo hubieran estado perfectas. Es más, como el tiempo era algo muy extraño, tuve que releer tres veces un párrafo para entender que cierta acción que prometía confundir a cierto personaje, se realizó y concretó en una sola línea.
Pero, como la historia es adictiva, podía perdonarle la falta de tiempo y descripciones. Ahora, la segunda mitad de la novela, se volvió muy pesada debido a diálogos para nada reales que hacían que el romance me sonara extraño. Y la escena final de la machi y la carta fue... oh, pues no me gustó (pero esto ya es cosa mía).
Más con todas estas bajas incluidas, la historia entre Gabriela y Adrián posee química, escenas subidas de tono, personajes complicados, nudos argumentales acertados y una narración simple pero efectiva.
Gracias a la Editorial por el Ejemplar.
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