Durante el período Sengoku, un medio demonio llamado InuYasha roba la Perla de Shikon. Sin embargo, su plan es frustrado por una sacerdotisa llamada Kikyō quien le dispara una flecha sagrada, clavándolo en un árbol sagrado y dejándolo paralizado y dormido. 500 años más tarde, en el Japón actual, Kagome Higurashi, una adolescente de 15 años, es atacada por un demonio que sale del interior del pozo de un templo rompiendo el sello y transportando a Kagome a la época feudal. Allí descubre que es la reencarnación de la sacerdotisa Kikyo, luego de despertar a InuYasha. En un incidente provocado por un demonio la Perla de Shikon es destruida en miles de fragmentos que se dispersan por toda la región. Debido a esto, InuYasha y Kagome tienen la misión de recuperar dichos fragmentos antes de que otros demonios los empleen para sumir al mundo en el caos.
Título según las ediciones:
InuYasha
犬夜叉
Sengoku Otogizōshi InuYasha
戦国御伽草子 犬夜叉
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Datos adicionales:
Mangaka: Rumiko Takahashi
Estado: Completo
Tomos: 56
Capítulos: 558
Género: Shounen
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Si me costó reseñar a Naruto, ni se imaginan lo que me cuesta escribirles sobre InuYasha. Como para que se den cuenta hasta donde me lleva mi fanatismo con esta seria de mi infancia, les contaré una anécdota: mi cumpleaños, doce años, fiesta en casa, varios invitados (entre familiares y amigas), mi mamá preparando el pastel con las velas y... yo parando el cumpleaños porque estaba por empezar InuYasha en Cartoon Network (el anime). ¿Qué pasó? Pues me pasé el rato encerrada en mi pieza mirando la tele, mientras todo el mundo esperaba para cantarme el feliz cumpleaños. Perdí un par de amigas y en la escuela dijeron que era rara (no es que se equivocaran, pero esas cosas duelen cuando tienes esa edad). Por culpa de esa emisora, que siempre repetía capítulos y terminaba abandonando las temporadas sin mostrarnos el final, empecé a leer el manga de esta serie. Tardé un buen tiempo en terminarlo, pero cuando lo hice, sentí que todo estaba finalmente en su sitio y me enamoré para siempre de esta historia.
InuYasha tiene un gran repertorio de personajes: el protagonista, por el cual se titula la serie, es medio demonio y humano, muy egoísta y gruñón, intenta convertirse en un demonio por completo. Kagome es muy dulce y moderna, aunque tanta actitud pasiva puede incordiar. El monje Miroku es un mujeriego incurable. Sango es una mujer fuerte que luchará por su hermanito. Shippo es un demonio zorro con aspecto de niño que resulta muy tierno. Sesshōmaru es el hermanastro de InuYasha, muy guapo y fuerte, será uno de los personajes que más evoluciona (aparece en la imagen de arriba, junto a su equipo). Además, está la sacerdotisa Kykio (la odio fuerte), el villano más malo entre los malos, Naraku y el sexy Koga, demonio lobo.
Esta es una historia de aventuras, peleas mágicas, seres sobrenaturales, leyendas y la épica batalla entre el bien y el mal. Con un estilo muy suave y detallado, el manga tiene pocas páginas a color, pero es totalmente hermoso. Las escenas románticas son muy preciosas, el amor entre las diferentes parejas va creciendo despacio, incluso entre los protagonistas, ya que deberán superar infinidad de dificultades.
Más allá del romance y de las escenas de lucha, en la serie tenemos mucho mucho mucho humor. Las escenas delicadas y con las que suspiramos se mezclan a la perfección con las escenas desternillantes y absurdas. Algunos diálogos son para el recuerdo.
Mi personaje favorito es Sesshōmaru, como dije en un principio, es el que más evoluciona. Su relación con la niña Rin es super tierna y genera polémica incluso entre los personajes que dan a entender cosas distintas y preocupantes. Sin embargo, es genial.
Más allá del relleno, la crudeza de algunos capítulos, los personajes extraños y variados, hacen que su lectura sea completamente adictiva. InuYasha es tierno y divertido, y fue EL manga de mi vida. Durante mucho tiempo, descubrir cómo terminaba la historia fue mi obsesión y es seguro que le pasará a cualquiera que inicie con la lectura de este manga (o con el anime).