Después de la suspensión de la Feria por la pandemia en años anteriores, se realizó con gran éxito una nueva edición: ¡la 46°! Y por supuesto que estuve ahí, mirando, chusmeando cositas bellas y notificando los descuentos, promociones y precios de fábula. Hoy vengo a dejarles el resumen de todo lo bueno.
El martes 26 de abril a las nueve de la mañana, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires abrió sus puertas para celebrar las icónicas Jornadas Profesionales, en donde actores del mundo editorial se acercaron para compartir momentos y actualizarse. Más allá de que estoy habilitada a participar de las mismas por un tema profesional, me gusta ir a las Jornadas solo para chusmear la Feria cuando está en su primera etapa: "el despertar". Menos gente, se puede pasear tranqui, se consigue ofertas interesantes (especialmente si miraste la Cuponera) y lo único medio complicado es intentar que no te pise un Bibliotecario afiliado a la Conabip con sus poderosos changuitos de compra llenos de libros. Les juro, el dolor cuando te pasa una rueda por encima del pie es inexplicable.
Durante las Jornadas se realizaron charlas y eventos interesantes para los profesionales del libro. Por ejemplo, el encuentro de bibliotecarios congregados por Abgra en donde se expusieron algunas problemáticas del sector. Por favor, asóciense a una Biblioteca Popular, visiten la Biblioteca Pública de la localidad, molesten al Bibliotecario Escolar para descubrir el fondo. ¿Son verdaderos lectores? Una vez al año, hagan algo de esto, porfa. Por cierto, como chismerío les cuento que hay muchos profesionales bibliotecarios descontentos con la forma en la que Abgra estuvo en una especie de capsula del sueño y ahora no les cree nada. Eso, por si les interesa el chismerío
El jueves 28 de abril a las dieciséis horas se abrió la Feria para el público general y fue una locura de gente. ¿Un día hábil, a esa hora y se llenó? Sí, totalmente. Incluso había cola para entrar. A las dieciocho fue el acto de apertura y el discurso inaugural lo realizó Guillermo Saccomanno... y se pudrió todo. Más chismerío del bueno. El escritor sacó varios trapitos al sol y todo el mundo se escandalizó. ¿Lo invitarán para otra edición? *Inserte aquí sticker de "Amiga date cuenta"* Les recomiendo que miren el video completo del discurso, que no tiene desperdicio. ¿Podemos citar algunas cosas? Saccomanno dijo:
"A algunos no les va a gustar"
"Robaba los libros, no es desaconsejable esta práctica hoy"
"La Feria siempre me generó tensión" : "decir Feria implica comercio" : "es una Feria de la Industria y no de la Cultura, aunque se adjudique este rol"
"Los derechos de autor son también derechos humanos" : "el editor es propietario de un banco de sangre"
"Se opusieron al pago, su argumento consistía en que pronunciar este discurso significaba un prestigio, me imaginé en el supermercado tratando de convencer al chino de que iba a pagarle la compra con prestigio": "ha sido mala fe ideológica y no se puede obviar"
"Desde sus orígenes hasta ahora nuestra literatura está signada por la violencia política" : "Si escribimos, no podemos dárnosla de inocentes" : "es una paradoja o responde a una lógica del sistema que esta Feria se realice en La Rural, que se le pague un alquiler sideral a la Institución que fue instigadora de los golpes militares que asesinaron a escritores y destruyeron libros" : "refiere una violencia política encubierta".
"Quiénes son los lectores que llegan al libro, sino los de una clase media pauperizada siempre y cuando no gasten demasiado en la gaseosa y los panchos"
Saccomanno habló del problema existente con el papel (con nombres y apellidos), sobre la publicación de las obras (y su precio), la existencia polémica de la sala Martínez de Hoz en el predio, del porcentaje tan bajo que cobra el autor de la obra. Trató de desidia que la organización de la Feria no guarde los discursos inaugurales, explicó que es el primer escritor que cobra por dar el discurso inaugural. Reconoció el mal momento que está pasando el mercado editorial en general, reflexionó sobre la dificultad de aprender a leer cuando se tiene hambre y también mencionó algunos problemas históricos socio económicos y de carácter ecológico. Explicó la razón de que la Feria se situara donde lo hace, haciendo foco en que no hay una política de Estado que contemple la financiación. También habló de la desigualdad existente en el acceso al libro.
Pero como bien dijo el escritor de Cámara Gesell, el impacto de su discurso cayó en el olvido, mientras la gente ingresaba a la Feria y se disponía a comprar libros. Yo incluida jajaja. Y ahí viene el momento precios. *Inserte gif de "Todo está caro o yo soy pobre"* Para mi total sorpresa había ofertas realmente buenas (incluso de libros que hace años atrás costaban un riñón y medio). Los stands siempre muy prolijos en cuanto a la presentación de los puestos, crearon muchos espacios para que los lectores se sacaran fotos con murales, tapas de libros, rincones bonitos, etc. Comprar libros se vuelve una experiencia única en la Feria.
Pero no todo es comprar y durante la semana se realizaron varias charlas (gratuitas, pero con inscripción previa en la mayoría de los casos) y las famosas Jornadas Educativas (vale decir que este año me parecieron un absoluto bodrio y muy poco originales). Y acá viene otro chismerío que viví de primera mano: en cierta charla sobre cierto autor francés muerto hace décadas, una participante debatió con el orador sobre si el francesito había o no dicho una frase muy famosa. Posturas opuestas, delicia de quilombo. No encontré el video, pero no voy a dejar de buscarlo.
Durante la Feria se realizaron también muchas charlas de Bookinfluencers (no, yo no participé en ninguna). Los jóvenes llenaron salas, persiguieron a los BBB+B, hicieron largas colas para firmar sus libros y demostraron una vez más que "los pibes leen más que nunca" y mucho más que los adultos (excepto yo que soy un tanque y que ya pasé los cien libros leídos, pero ya saben que la cantidad no importa y todo eso).
Otro chismerío anecdótico se vivió en las redes sociales, cuando una escritora levantó una queja en Twitter contra la Feria... Lástima que arrobó a la FIL de Buenos Aires y no a la de su país. Los malos entendidos duraron un buen rato y era comiquísima la situación. Seguramente, la gente de prensa del evento no se la pasó tan bien.
Los últimos días se volvieron casi imposibles. Estaba hasta reventar de gente (¿medidas sanitarias, quién te conoce?) y despedirse de los amigos costó mucho. El lunes 16 la Feria cerró las puertas y se despidió por este año. Un completo éxito, me gasté todo el sueldo, me emocioné como nunca y disfruté al encontrar personitas especiales que siempre formarán parte de mi vida lectoril. Repetiremos la experiencia en el 2023. Mientras tanto, iremos a gastar los Chequelibros a las librerías asociadas.